los estorninos sobrevuelan
la desazón de las lilas
y tus besos apenas suponen
el quince por ciento de mi correspondencia
es decir que sólo unos
pocos ferrocarriles anónimos
penetran por mis alveólos
pulmonares dejando una impronta
de verosimilitud en la
cámara oscura de mi consciencia
mi corazón vuela a deshora
imitando el rapto de las libélulas
y la noche se despliega
como un imán de poderosas ubres
contemplo tus ojos como si
fuesen un poema de Whitman
y beso tus manos desnudas
con mis labios de cera
mientras amanecemos entre
los trigales soñando con la revuelta
sé que nada de esto que
ahora escribo suplirá tu ausencia
sólo busco enajenar la
frágil memoria de las mariposas
para que las alcantarillas
regresen al cine mudo
y la estrella pálida de
mis despojos respire para siempre
en la tierra húmeda de tus
rodillas